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El Modelo Absolutista y la Excepción Londinense

El siglo XVII fue la era del absolutismo en Europa. En la mayoría de las grandes potencias continentales, los monarcas consolidaron un poder centralizado fuerte, interviniendo en todos los aspectos del Estado. Su autoridad se extendía a la planificación y organización de la capital como una manifestación física de su soberanía. La "ciudad ideal" barroca emergió como un instrumento de Estado, diseñada para reflejar la grandeza, el orden y el control centralizado del poder real. Como en la transformación de París bajo Luis XIV, donde amplias avenidas y plazas monumentales se diseñaron para facilitar el despliegue militar y las ceremonias reales, y para glorificar la figura del monarca. El complejo palacio de Versalles, aunque situado fuera de los muros de la capital, es otra expresión monumental de esta ambición de control total sobre el paisaje y la sociedad. Ciudades como Turín también adoptaron trazados geométricos y una estética uniforme impuesta desde la autoridad central, consolidando la planificación urbana como una herramienta explícita del poder estatal.


En contraste, la Londres del siglo XVII ya era una ciudad de crecimiento natural y funcional. Su estructura urbana combinaba elementos heredados de épocas medievales y expansiones espontáneas, reflejo de su dinamismo comercial y el aumento de la población. No había un "plan maestro" unificado. El poder del monarca inglés era, de hecho, más limitado que el de sus pares continentales, sujeto a la influencia del Parlamento y a una arraigada tradición de derechos individuales, especialmente en lo que respecta a la propiedad. Esta distinción fue determinante para el desarrollo urbano particular de Londres, marcando una clara diferencia con el modelo europeo dominante

Estas escenas muestran la actividad comercial que impulsaba Londres antes del Gran Incendio. El Támesis, atravezado por barcos y el movimiento en los mercados, revela cómo la fuerza económica y la iniciativa privada eran los verdaderos motores de la ciudad, dictando su forma y crecimiento de manera espontánea. Las construcciones pre-incendio, edificios apiñados que ilustran la densidad y la funcionalidad de Londres. Estas estructuras reflejan una adaptación constante a las necesidades de la población y el comercio, en lugar de un diseño monumental impuesto por una autoridad central.

Sofía Parisi- Juliana Pueblas - Teo D'alvia - Giuliana Cassi - Sofía Fernandez De Cicco

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